¿Por qué ocultamos la tristeza?
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¿Por qué ocultamos la tristeza?

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¿Por qué ocultamos la tristeza? Es una de las emociones que menos nos gustan y que peor llevamos como sociedad y, sin embargo, la OMS estima que alrededor de 280 millones de personas en el mundo sufren depresión.

Hablar de salud mental está de moda. Es fascinante la cantidad de noticias o artículos que vemos publicados en los medios, quienes reflejan una genuina preocupación por el bienestar integral de los individuos.

¿Por qué ocultamos la tristeza? Salud mental

Las emociones son las respuestas psicológicas y fisiológicas que experimentamos como resultado de estímulos internos o externos. Son esenciales para nuestra supervivencia y nos ayudan a responder de manera efectiva ante cualquier situación, incluidas aquellas estresantes y peligrosas.

Emociones que nos incomodan

Hay emociones que nos incomodan como sociedad, algo que se contradice con esta inclinación a hablar del estado de nuestra mente. Vivimos una realidad en la que se nos exige estar siempre bien, encajar los golpes con la mejor de las caras, y no quedarnos demasiado en la tristeza, la rabia o el miedo, sino gestionarlo a la brevedad y resurgir como el Ave Fénix. De esto se deduce que si alguien está mal es porque no sabe manejar ciertos aspectos de la vida, por tanto, es su culpa y como tal da vergüenza mostrarlo.

La peligrosa cultura del pensamiento positivo

La peligrosa cultura del pensamiento positivo termina siendo tóxica. Es una corriente de pensamiento que impera incluso en nuestro día a día, con mensajes potentes grabados en objetos de uso cotidiano como libretas, tazas o bolígrafos. Esto favorece que nos desconectemos de nosotros mismos, de nuestras emociones, de los malos momentos que tengamos, etc.

La tristeza ajena

La tristeza ajena puede provocarnos molestias por un sentimiento de impotencia al no poder aliviar el sufrimiento de la otra persona, o por sentirlo en nosotros mismos. Pararnos a identificar y permitirnos sentir y aceptar lo que estamos sintiendo, es el primer paso para lograr la regulación de nuestras emociones. La búsqueda del placer y el éxito es lo que prima, incitándonos a mostrarnos siempre felices, conduce a la frustración, a la depresión, a la ansiedad, y a la falsa creencia de que es posible una realidad que es irreal.

La depresión sonriente supone un alto coste emocional para quien la sufre, y hace que sus síntomas vayan aumentando hasta que llega el día en que no puede más y se desborda emocionalmente. Desactivar el piloto automático, vivir con un propósito, reconocer que en la vida hay momentos buenos y también malos, y pararnos a identificar y trabajar en aquello que nos genera malestar, puede ayudar a reducir esta sintomatología.

Fuente: Vogue

Infografía elaborada por Infografiar.com

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