DISTIMIA
La distimia es un tipo leve de depresión que suele alargarse en el tiempo llegando a cronificarse, lo cual habla de lo incapacitante que puede resultar y la incomprensión que genera
Te sientes bajita de ánimo, con poca energía, como decaída, incluso triste, pero no es nada –piensas–, en realidad casi siempre estoy así. “¿Estaré deprimida?”. Este discurso interno expone algunos de los síntomas de la distimia, un trastorno del estado de ánimo que afecta tanto al cuerpo, como a las emomciones y a los pensamientos, y que lo padece en torno a un 5% de la población.
¿Qué es la distimia?
Se la denomina trastorno depresivo persistente, el nombre ya nos puede dar idea de que se trata de una enfermedad muy similar a la depresión. Pero, con unos síntomas más leves y de forma más crónica, lo que hace que en muchas ocasiones sea más complicado detectarla.
La distimia se considera un trastorno menor del estado de ánimo (como la ciclotimia), y este tipo de trastornos afectan a las esferas emocional, cognitiva y conductual y se caracterizan por una alteración disfuncional y duradera del estado de ánimo, por lo que también se denominan trastornos del humor. Esto lleva a experimentar, tristeza profunda, apatía, irritabilidad o euforia. Suelen afectar negativamente a la vida diaria, complicando el trabajo, las relaciones y las actividades cotidianas.
TU ESTADO DE ÁNIMO IMPORTA
Otros síntomas relacionados, aunque menos evidentes, son la pérdida de interés, falta de energía, trastornos del sueño, cambios en el apetito, dificultades de concentración, astenia, o disminución del deseo sexual, y todo aquí es clave para poder detectarla. Uno de los problemas a la hora de diagnosticarla, es que algunos profesionales hablan de que es un rasgo de personalidad, hay quienes nacen con esta forma de ser. Lo relacionan con personas victimistas, menos reactivas o negativas, lo que contribuye a invisibilizar, aún más, la distimia, provocando en quien lo experimenta una sensación de incomprensión y mucha confusión.
Podemos observar en quien la padece, desde mayor irritabilidad, sensación de vacío, desesperanza… Suelen ser personas que están mucho en la queja, incluso aunque lo que estén viviendo en ese momento pueda ser visto desde fuera como algo positivo en su vida, además suele cursar también con una baja autoestima. Laboralmente, se puede observar en un bajo rendimiento y productividad, así como una falta de interés en sus actividades.
Normalmente, su intensidad va aumentando con el tiempo, mientras que en la depresión suele ser de forma más brusca. Por otro lado, está la cronicidad que suele ser más larga, de hecho para poder diagnosticarla se tienen que dar los síntomas prolongados en el tiempo. Lo que nos deja entrever que la persona puede seguir haciendo las tareas de su vida diaria, aunque estas se verán afectadas.
Puede ser hereditaria, aunque todavía no se han vinculado genes exactos con la enfermedad. Se vincula tanto a desequilibrios químicos del cerebro, relacionados con los neurotransmisores, como a sucesos traumáticos o de estrés que haya vivido el paciente. Por supuesto, también tiene mucha importancia factores psicológicos y sociales, las personas más neuróticas tienden más a poder sufrir este tipo de enfermedades.
Recomendaciones
Es importante acudir a un buen psicólogo cuanto antes. Después de varias sesiones, podrá saber si lo que tienes es distimia y comenzar con un tratamiento a largo plazo, ya que no es algo que se pueda cambiar de la noche a la mañana. Aprender a conocerse, meditar, llevar un estilo saludable, son fundamentales en estos casos, y ayudarán a cambiar más eficazmente esos patrones de pensamiento que te hacen vivir en bucle e instalado en la tristeza.
Sin embargo, hay ciertos casos en los que esto no es suficiente para alcanzar una mejora significativa, puesto que en ocasiones puede presentarse una alteración de neurotransmisores como la serotonina o la noradrenalina, por lo que habría que recurrir a los fármacos. En este caso, necesitarás que te deriven a psiquiatría para que evalúen tu caso y, lo más importante es que no te sientas culpable o fracasada, cada caso requiere una línea de acción distinta.
Fuente: business.vogue.es
Infografía elaborada por Infografiar.com